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Along Mexico’s northern border, grassroots groups like Prevencasa have played a crucial role in reducing the harms of drug use—particularly methamphetamine, heroin, and fentanyl—by offering medical care, safe consumption spaces, and support services tailored to women. Now, their work is shaping a broader institutional shift toward harm reduction, as health officials begin to move away from criminalization and stigma at the state and national levels.
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En la frontera norte de México, organizaciones de base como Prevencasa han sido fundamentales para reducir los daños asociados al consumo de drogas, especialmente de metanfetamina, heroína y fentanilo. Ofrecen atención médica, información y espacios de consumo seguro, con un enfoque particular en mujeres. Ahora, su experiencia impulsa un cambio institucional que busca llevar el enfoque de reducción de daños a nivel estatal y nacional, y empezar a dejar atrás la criminalización y el estigma.
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